Los años no han pasado en vano sobre Yunet y ella lo tiene claro, por lo mismo le pidió a uno de los sacerdotes del palacio que le preparara una crema para rejuvenecerla pero los resultados no fueron lo que esperaba.
Yunet se mira al espejo y ve las marcas que dejó en su rostro la crema que le preparó Simut. Por lo mismo, se dirige en su búsqueda para golpearlo y cobrar venganza por el daño.
Mientras busca a Simut, Yunet se encuentra con su amante Disebek quien se sorprende al verla e intenta calmarla, pero ella arranca rápidamente del lugar.
Yunet se dirije al templo a rezarle a los dioses y a preguntarles por qué permitieron que le pasara algo así a ella. Lo que no sabe es que en el mismo lugar se encuentra Simut, quien una vez que se encontró a salvo, comete un nuevo error y rompe la estatua de un dios.
Simut no sabe que Paser fue quien agregó un elemento a la crema para generar estas marcas en Yunet. El plan es que ella llegue pidiendo ayuda para eliminar las marcas y cuando ocurra esto, encienda la pasión de Yunet hacia él.
La crema que Paser ocupa para revertir el daño en el rostro de Yunet, hacen que ella se vuelva fogosa y quiera reavivar el fuego que tenía con su esposo.