Todo iba bien en el aeropuerto internacional John F. Kennedy de Nueva York, Estados Unidos. Como de costumbre las maletas y las personas pasaban por una revisión, pero de un momento a otro algo parecía muy extraño.
Mientras un trabajador del lugar escaneaba uno de los equipajes, se percató de una figura familiar al interior. Al abrirla se percató de que iba un gato.
Una sorpresa que fue descubierta en medio en la previa de un viaje a Florida y que tendría escala en Atlanta.