En la ciudad de Amsterdam, una estudiante llamada Noa Jansma, decidió hacer una cuenta de Instagram con una problemática que cada vez se le hizo más común: el acoso callejero.
Noa era constantemente abordada por hombres que la molestaban con todo tipo de piropos. Ante la molestia permanente, decidió darle un giro muy particular a la situación. Comenzó a pedirle una selfie, en donde ella aparece seria, mientras que los hombres acceden e incluso sonríen, sin tomarle mayor peso a la situación. La joven sube la foto a la red social y además detalla las frases o actitudes de acoso que debe vivir.
"Pssst, nos das tu número?", "¡Ven aquí, bésame!", "¿Por qué no te subes a mi auto?", "¿A dónde vas tan sola?", son algunas de las oraciones que Noa tuvo que escuchar.