El 9 de diciembre de 2017 nació el pequeño Tiantian, pero sus padres no estaban para darle la bienvenida al recién nacido, sólo estaban sus cuatro abuelos. Esto porque sus papás, Shen Jie y Liu Xin, murieron en un accidente de tráfico en marzo de 2013.
Cinco días antes de morir la pareja se sometió a un tratamiento para tener hijos y gracias a los cuatro embriones que quedaron en el hospital los abuelos pudieron tener un nieto.
Tras varios meses en juicios los abuelos pudieron quedarse con los embriones y contrataron un vientre de alquiler para mantener su linaje, según cuenta el periódico Beijing News.
El primer juez les negó la posibilidad de que pudieran heredarlos, pero finalmente tras apelar a el tribunal los dejaron quedarse con la supervisión de los embriones para compensar el dolor de haber pedido a sus hijos. Sin embargo, el hospital no se los entregó ya que por ley solo se podían entregar a otro centro hospitalario y la gestación subrogada está prohibida en China en cualquier supuesto.
Los abuelos al ser de una clase acomodada lograron conseguir mediante un pago de 300.000 yuanes ($28.437.000) que una clínica fuera de China los solicitara para al fin poder llevar a cabo el embarazo.
Recién en 2017 dos embriones fueron implantados en el útero de la madre de alquiler, sólo uno se desarrolló con éxito. Los dos siguen congelados en el centro hospitalario en Laos, país vecino de China.