La empresa en Suecia que había anunciado que el desarrollo de un microchip subcutáneo para emplearlo como pasaporte sanitario ahora comunicó que está iniciando sus pruebas voluntarias.
Miles de suecos han implementado el uso de estos chips bajo su piel, el cual es utilizado para validar tickets de transporte público, para ingresar a una oficina o el pago sin contacto en tiendas. Y lo último que buscan añadir es la información personal sanitaria en medio de la pandemia de COVID-19.
Según indicó a RFI Hannes Sjoblad, director general de la compañía DSruptive Subdermals, él lleva implantado un microchip "en el brazo, en el que he programado mi tarjeta sanitaria para poder llevarla conmigo en todo momento”.
“Si quiero leer los datos contenidos en el chip, sólo tengo que deslizar en mi brazo un smartphone con un sistema de verificación de la tarjeta sanitaria: el software del dispositivo abre y muestra el PDF que contiene los datos”, explicó.
De aquel modo, indicó Sjoblad, “serán siempre accesibles para mí y para cualquier otra persona autorizada a consultarlos. Por ejemplo, si voy al cine o a un centro comercial, los controladores podrán comprobar mi estado aunque no tenga el teléfono".