La mandataria del país de solo cuatro millones de habitantes ha llamado la atención con su presencia en el estadio alentando a su selección ante Dinamarca y Rusia durante el Mundial de Fútbol. Esto no solo por vestir con la camiseta de Croacia en cada partido, sino porque ha visto los encuentros tanto en el palco con las autoridades como también en la tribuna con otros hinchas.
Además, reconoció que pagó de su bolsillo las entradas y el vuelo en clase económica a Rusia, y descontó de su sueldo los días que ha estado fuera de Croacia alentando a la selección.
Tanto ha sido su fanatismo, que tras los cuartos de final contra la selección rusa, la presidenta bajó a los camarines para celebrar la victoria junto a los jugadores y el entrenador, a quienes abrazó animadamente sin darle importancia a los protocolos.