El sábado pasado el mundo fue testigo de cómo la actriz Meghan Markle y el príncipe Harry se convertían en marido y mujer. Semanas antes se iban revelando pequeños detalles del enlace, como el carruaje, la torta de novios, las invitaciones, y más. Pero un elemento imprescindible tenía a todos expectantes: el vestido de novia.
Meghan Markle sorprendió a todos cuando se bajó del auto que la llevó a la puerta de la capilla de St. George y mostró un modelo creado por la diseñadora británica Clare Waight Keller, directora de la casa de modas "Givenchy".
La duquesa de Sussex, de 36 años, optó por un traje de corte sencillo, moderno y elegante que exhibía su esbelta figura. Con escote en forma de barco, mangas tres cuartos, cola y un velo muy largo con bordados en los extremos.