Para liberar ese estrés, comenzó a hacer ejercicio con un personal trainer, y que en una de las sesiones comenzó a sentirse mal.
“Sentí como si una banda elástica me apretara el cerebro. Intenté ignorar el dolor, pero no pude. Le dije a mi entrenador que tenía que tomar un descanso....Casi arrastrándome llegué al camarín. Llegué al baño y me arrodillé, con náuseas. Mientras el dolor me taladraba la cabeza cada vez más. Sabía lo que estaba sucediendo: mi cerebro estaba mal”, dijo.
Al llegar al hospital le dijeron que se hiciera una resonancia magnética, y el resultado fue una hemorragia subaracnoidea.
"Un tipo de accidente cerebrovascular potencialmente mortal, causado por una hemorragia en el espacio que rodea el cerebro. Tuve un aneurisma, una ruptura arterial”, relata la actriz.
“Como supe más tarde, aproximadamente un tercio de los pacientes con SAH mueren inmediatamente o poco después. Los pacientes que sobreviven requieren tratamiento urgente para sellar el aneurisma, ya que existe un riesgo muy alto de una segunda hemorragia, a menudo mortal. Si quería vivir y evitar secuelas terribles, tenía que someterme a una cirugía urgente”, añade.